TEATRO EN CASA

 

En una Navidad cualquiera, “hace mucho tiempo”, a Pepe se le ocurrió montar en la casa una obra de teatro con todos sus hermanos. Me imagino que el sentimiento navideño incitaba al recogimiento y a las actividades familiares en esos días fríos. Así nació el “movimiento teatral casero”, que se convirtió en una tradición Navideña y cita obligada año tras año. ¡Aquello era fabuloso!... los ensayos, el vestuario, el maquillaje, el decorado, la expectación de los vecinos, los nervios antes de salir a escena.

 

El escenario normalmente se instalaba en el “cuarto de los baúles” que se comunicaba con el “cuarto de los chicos” por un gran arco del que colgaba una cortina corrediza que los separaba. Más que cortina, por el tamaño y grosor, era un auténtico telón. En el cuarto de los chicos, se desarmaban las dos literas, y se sacaba todo, la mesa camilla, el aparador... una vez vacío, se llenaba de sillas y se completaban con las que traían los vecinos.

 

Para maquillarnos usábamos, algodón para las barbas y las cejas, y con un corcho quemado nos marcábamos las facciones... El decorado; casi siempre era construido con maletas y baúles recubiertos con sábanas, y así se convertían en montañas y cuevas.

 

El vestuario era relativamente fácil de conseguir pues papá y mamá, (de su época de “niños ricos”) tenían varios disfraces usados en las fiestas de sociedad cuando vivían en Filipinas. (Abajo una pequeña muestra)

 

 

La 2ª foto; Doña Francisquita la de la zarzuela. De Filipinos. Y “Muñecos” ganadores de concurso.

 

Dentro de ese vestuario exótico había un auténtico traje de beduino que por cierto, fue ideal para una de las obras dirigida por Fote, llamada “El Buen Samaritano”. Este traje además de ser el del personaje principal servía de modelo para confeccionar con toallas, batas y cuerdas el resto del vestuario del elenco.

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La primera vez que Chon salió a escena fue de hada madrina. Era tan pequeña que todavía no sabía leer y Pepe, en su responsabilidad de “director”, pacientemente le recitaba los diálogos hasta que ella se los aprendía de memoria.

 

El decorado era poco más o menos un sinfín blanco construido con sábanas blancas que caían del techo al suelo. Representaba un frío paisaje nevado. Cuando el hada madrina sale a escena (son sus recuerdos y sus palabras), “Miró emocionada un mundo de nieve donde no hacía frío”. Sorprendida, descubría al Príncipe convertido por un maleficio en muñeco de nieve.

 

 

HADA MADRINA - “...OH!, ¡que bonito muñeco de nieve! Es tan hermoso que parece un príncipe. Si pudiera llevarlo a palacio!...”

(Cuando desilusionada y triste se va, se acuerda que tiene guardada en su faltriquera una varita mágica)

 “Ah!... se me olvidaba.”

(Y muy alegre la saca mientras se dirige hacia el muñeco.)

“Tengo un talismán... un talismán precioso... ¡una bella fortuna!”

 

Con su varita mágica toca al muñeco de nieve, y “enganchando” la sabana descubre al Príncipe en bombachas cortas y largas calzas (el príncipe-muñeco-de-nieve era yo).

 

Quiero reseñar unos parlamentos teatrales que Roberto nunca ha olvidado.

 

Estas frases sobrevivieron por su colosal memoria y me atrevo a imaginar que posiblemente por querer aferrarse a sus largas “ausencias de la manada familiar”, a su corta infancia española de cuatro años de enfermedad infantil y seis años sin hermanos entre Cuba y Venezuela.

 

Roberto ya adulto aún usa esas frases en conversaciones cotidianas dejando desconcertado al interlocutor de turno. Por ejemplo, alguien le recrimina: “- Tu lo que estás, es loco.....” Y él con la mayor seriedad, responde “- ¿Loco yo?, Tú lo estás más, que te enloqueces por arte de Satanás....”

 

Esta respuesta estaba sacada de la obra “El Milagro de Nuestra Señora”. Trataba de la conversión del Lobato de la Serranía. Fote con 12 años era el Lobato. Un bandolero andaluz que perseguido y herido se escondía en el taller del convento donde un monje, Fray Juan (Roberto con 10 años) está pintando a la Virgen (Paloma de 11 años dentro del marco) con el Niño Jesús en los brazos. El Lobato herido al colarse en el taller hace un ruido que despierta al niño. Fray Juan (Roberto) sorprendido y mirando al cuadro dice:

 

FRAY JUAN.- ¡Señora!, el niño dormía, ¡porqué despiertan sus ojos?... Yo pintaba muy callado las orlas de tu vestido, yo no creo que haya sido el que lo haya despertado.

 

El monje sigue su trabajo mientras el bandolero, arrastrándose y con el cuchillo en la mano, trata de intimidarlo. El monje ni se inmuta. Actitud que interpreta el Lobato como desafiante y enfureciéndose, le grita amenazante:

 

LOBATO. - ... ¿Estás loco? ¿Sabes quién soy? “El Lobato de la serranía.

 

 FRAY JUAN.- ¿Loco yo?, Tú lo estás más que enloqueces por arte de Satanás. Por oro y gozo parece que el ansiar todo lo humano es cordo y buena suerte pero cuando llega la muerte, no lo parece, hermano.

 

Cuando Pepe se fue a Venezuela, traté de mantener la “tradición teatral de los Blancos” pero en forma más caótica. Ahora, montábamos “espectáculos”, en cualquier época del año; teatro, magia, recitación, y en el elenco incluíamos de acuerdo a sus cualidades, vecinos y amigos.

 

 

(Arriba)

 

DIVINO E IMPACIENTE

 

Es de admirar las innatas cualidades artísticas de Pepe con la pintura, la poesía y principalmente con el teatro.

 

Cuando actuaba o dirigía teatro en Areneros, a pesar de su corta edad, trabajaba con pasión, dedicación y seriedad, se podría decir que como un auténtico profesional.

 

Pepe y Jesús Recio en la obra
“Los habitantes de la casa deshabitada”
de Jardiel Poncela

 

Aprovecho esta foto para reseñar un curioso comentario de Pepe. Recio está representando el personaje que en la obra original corresponde a una mujer. El colegio como era solo de varones tenía que resolver el problema. De eso se encargaba el responsable del teatro, el Padre Cobos, quien hacía originales versiones convirtiendo lo femenino en masculino.

 

 


Promoción mayo 1952. Pepe está a la derecha en el tercer escalón de abajo hacia arriba. A su derecha otro compañero nacido en Filipinas, y a la derecha de este, Jesús Recio con anteojos redondos.
Como he tratado exhaustivamente de reconstruir la fisonomía del colegio, aprovecho esta foto para destacar las regias escaleras de la entrada principal de Areneros

 

 

Después de pasar el exigente Examen de Estado que lo convierte en Bachiller, Pepe se prepara para Arquitectura estudiando materias que el sistema educativo obligaba aprobar para optar a la Universidad.

 

Mantiene la amistad con el grupo de compañeros de teatro y en ese periodo conocen más chicas. Pepe desea, una vez libre de la limitación de no contar con elenco femenino, montar una obra de teatro y piensa en “El Divino Impaciente” de José María Pemán, es una buena excusa para mantener un trato más cotidiano con las féminas.

 

Se juntan una serie de casualidades: Al ver una película americana sobre La Ciudad de los Muchachos tiene la curiosidad de acercarse a la española. Así conoce al director el Padre Luis Madina.

 

Circustancialmente la tía Socorro Blanco de Garchitorena le presenta al empresario teatral Don Conrado Blanco, familiar de ella, quien pone a disposición de Pepe el teatro Lara de Madrid, conocido como “La Bombonera”. Gracias al “mecenazgo” (esta palabra es suya), de Conrado Blanco, llegado el momento, conseguirán el vestuario recién usado en una película, los decorados, etc…

 

Conrado Blanco es el quinto de derecha a izquierda.

 

Siempre me impresionó el hecho que Pepe con tan solo 17 años la montara en el teatro Lara de Madrid, conocido como “La Bombonera”. El comenta que logró el Teatro Lara gracias al “mecenazgo” (esta palabra es suya), del empresario teatral Don Conrado Blanco, al cual llegó a través de nuestra tía Socorro Blanco de Garchitorena (la mamá de tía Nenuca), quien decía que Don Conrado, por eso de Blanco, también era medio familia… el caso es que fue gracias a este señor que Pepe, además de disponer del Lara el 4 de Enero de 1953, tuvo un fin fiesta en la voz de un reconocido locutor radial y la presencia de dos conocidas actrices, una de ellas la famosa Carmen Sevilla. Esto con tan solo 17 años.

 

Por otro lado, Pepe sabe que se acerca el Cuatricentenario de San Francisco Javier (mi patrón) y le propone al Padre Madina montar la obra a beneficio de la Ciudad de los Muchachos, la idea es bien acogida.

 

La obra en verso, trata sobre la vida del misionero navarro de la Compañía de Jesús San Francisco Javier. Se estrenó en 1933 en plena República Española causando un gran impacto por su contenido religioso. La dificultad de su montaje escénico radica en la cantidad de actores que intervienen en ella.

 



Solo los actores del 1er Cuadro del 2° Acto. ( izd. a  drc. Pepe es el cuarto en el personaje de ATAYDE)

 

Con la aprobación y el respaldo de la Ciudad de los Muchachos, se pone manos a la “obra”; reúne al elenco (masculino y femenino) en la casa, que a partir de ese momento será el lugar de trabajo. Aprovecha el espacio vacío provocado por las recientes obras para ampliar el comedor (se tumbó la pared del cuarto de papa y mama), y ensayan sin descanso día tras día. Recuerdo a Pepe después de uno de los ensayos, divirtiéndose sobre las paredes desnudas del comedor pintando en grande a las simpáticas “chicas de Moro”.

 

 

La obra está lista para presentarse el 28 de diciembre, pero es el mismo Conrado Blanco quien recomienda atrasarla una semana pues no es buena fecha el día de los Santos Inocentes, no fueran a creer que se tratara de una broma. Así su estreno se lleva a cabo el 4 de Enero de 1953.

 

Y como anuncia el afiche; tuvo un fin fiesta con la presentación de reconocidos locutores de radio y la presencia de conocidos artistas, y dio la casualidad -para beneplácito de ese joven de 17 años-, que una de las artistas fuese su admirada y reconocida Carmen Sevilla.

 

 

DON MARTÍN: Solo hay que ver prisioneros en ellos

JAVIER: Con esas leyes
 
de egoísmos altaneros
 
lo que hacen los misioneros
 
lo desharán los Virreyes

ATAYDE: Contra niños y mujeres

                   no desenvaino la espada

JAVIER: ¡Atayde

!ATAYDE: ¡Cobarde!
 

 

 

Por cierto! para comprar las entradas (como se aprecia en el afiche del evento), el número telefónico que aparece ahí es el de la casa, ¡nuestro primer número telefónico! (nunca se me olvidará: 24-20-33). Cuando lo instalaron me sentí conectado al futuro.

 

Y al día siguiente de la representación el 5 de enero del 53, todavía con la piel de Atayde sobre su cuerpo; recién graduado de Bachiller y con 17 años de edad, sale hacia Barcelona rumbo Venezuela para acompañar a papá quien ya tenía allí dos años.

 

Pepe como Don Alvaro de Atayde

 

(Arriba)

 

 

(Sigue en "Riesgos y Trastadas")