LOS JESUITAS

 

Areneros, colegio de Jesuitas, en pleno bulevar de Alberto Aguilera, ocupaba una inmensa manzana en el corazón del Madrid burgués, en el barrio de Argüelles. ¡Era un señor colegio-urbano!

 

No sé por qué esa edificación me ha perseguido en mis sueños durante toda mi vida. La sensación del sueño, es que trato de reconstruir su arquitectura interior buscando en lo más recóndito de la mente la exacta disposición  de sus espacios.

 

Un hall de entrada luminoso, grande y alargado. Corredores y escaleras anchas que conducían a aulas igualmente amplias para cuarenta o más alumnos. Con tres patios interiores de cemento, cada uno del tamaño de una cancha de fútbol regular. La imponente iglesia en el más puro estilo gótico, majestuosa, digna de reyes. El fabuloso cine-teatro con patio de butacas, palco y balcón. Y sus cuatro o cinco pisos rematados por una imponente torre con cuatro grandes arcos que sostienen un inmenso reloj redondo, y termina coronada por unas almenas. La torre le imprime a la edificación una personalidad propia e inconfundible.

 

  De Areneros recuerdo muchas y muy buenas cosas:

   

- ...  la lectura en voz alta en plena clase y en sus dos tomos de El Quijote. Fue grandioso el mundo que me descubrió.

 

-...  el beso a la reliquia de mi santo San Francisco Javier, patrono de las misiones. Murió en 1552 y yo le estaba besando su mano con antebrazo y todo, cortado, seco, morado y correoso que reposaba dentro de una urna de cristal. Me impresionó, pero no negativamente, era algo único y era la primera vez que veía cadáver. Estuvo expuesta poco tiempo en la iglesia del colegio.

Hoy casi en el 2000, se movilizan miles de fieles cuando la reliquia viene a España desde Roma.

 

-...  el día del Domum dedicado a las misiones. Salíamos a pedir dinero por las calles con unas hermosas alcancías de cerámica esmaltada que representaban cabezas en tamaño natural,  realísticamente talladas; a un chino, un negro, un indio norteamericano con su penacho de plumas (esta era la que más me gustaba), un hindú con su turbante. Rostros de países exóticos y “paganos”. Ya las conocía de años anteriores a través de mis hermanos.  Eran maravillosas. Ejercían sobre mí una gran fascinación. Al terminar el día, deseé quedarme con  la cabeza del chinito que me tocó, pero eso era imposible, tenías que devolverla con el dinero recolectado durante el día.

Por cierto, pidiendo por las calles del viejo Madrid, de pronto, me encontré perdido entre callejuelas nunca antes visitadas por mí. Deambulé angustiado durante un largo trecho metido en ese laberinto. Parecía que estuviese en un país desconocido ¿cuál era el Norte, cuál era el sur? nunca pensé que debía preocupé por averiguarlo. Mi temor y mi angustia, era que en vez de salir del laberinto, me adentrara más en lo desconocido. Apuré el paso angustiado, con desesperación, casi rompo a llorar en plena calle, hasta que una callejuela me lanzó a una avenida conocida.

 

Qué intranscendentes situaciones pero qué grabadas están en uno.

 

Recuerdo dos dibujos que hice sin ninguna intención específica, y los llevé al colegio. Posiblemente los hizo importantes el hecho de que me los reconocieran como tal otras personas. Uno era el dibujo de un indio amazónico con guayuco, pelo totuma, dispuesto a disparar con su arco una inmensa flecha. Ya me fascinaba el mágico y desconocido mundo de la selva tropical. El otro dibujo era la bruja de Blanca Nieves, intenso personaje que me impactó con toda su fealdad y dramatismo, revolviendo en su gran caldero el maléfico brebaje. La bruja, por iniciativa de un cura, fue exhibido en la cartelera y luego no me lo devolvieron.  El indio me lo quiso comprar un alumno. ¡Comprar?! Me pareció un insulto, sentí un gran vacío, me sentí muy mal por el ofrecimiento. Como se podrá apreciar, ya se vislumbraban mis grandes cualidades de comerciante (?)

 

Pepe me ha calificado como el deportista de los hermanos y nunca he tenido espíritu deportista en pro de récords, si me gustó la actividad física; me gustaba balancearme con la destreza de un acróbata y me encantaba saltar y lanzarme al suelo, y así, comencé siendo el portero de la selección infantil de Instrucción Primaria de Areneros. Un recorte de la revista del colegio de Areneros muestra al equipo “La Bruja” sobre los hombros de los mayores, y a mí con la copa del triunfo en la mano. Todos los años, por el onomástico del Padre Rector, la selección infantil -los más pequeños del colegio, se enfrentaba con los “más” mayores-, estudiantes de ingeniería que cursaban en el mismo colegio. Ellos jugaban con una cuerda amarrada a las piernas que les permitía correr y chutar pero sin mucha fuerza.

 

¡Y algo inaudito! En la foto de otro recorte titulado “Areneros Canta”, se me ve formando parte del coro del colegio durante un ensayo. Yo cantando?! Debieron seleccionarme porque tendría oído (digo yo) porque es imposible que haya sido por mi débil y carrasposa voz.

 

¡Qué bonito! cómo recuerdo aquella Navidad y las presentaciones en el teatro del colegio junto al coro de los mayores, interpretando un variado repertorio que incluía canciones mexicanas, o cantando la Misa de Gallo en la  magnífica iglesia del colegio.

 

         Pero el recuerdo más dulce e increíble que tengo de Areneros, se gestaba los días Domingo

Todos los domingos pasaban películas en el colegio. Tenías que comprar las entradas en la taquilla, como si estuvieras en el cine del barrio. Algunos títulos me dejaron sensaciones imborrables de por vida; “Robín Hood”,  “Las 4 Plumas”. Por supuesto, eran películas censura A, casi siempre de guerra, vaqueros, o de aventuras:  “Fantomas contra Fantomas”, “Drácula y el hombre lobo”, “Tarzán”, “El Gordo y el Flaco”, “Ultimátum a la tierra”, “Arenas Sangrientas” “El Capitán Blod”, “La Guerra de dos Mundos”, “Barbarroja”, “Sabú”, “El libro de la Selva”, “La flecha rota”, “Tres Lanceros Bengalíes”, “Tambores Lejanos”, “Winchester 73”, “Gunga Din”, “El Halcón y la Flecha”. Todo era acción acrobática, espadas, arcos y flechas, soldados americanos y japoneses, marcianos y monstruos, caballos y tiros, volteretas, lianas, mástiles y velas, actos heroicos, finales felices cuyos “pornográficos” besos del the end, eran tapados por la “pornográfica” mano de un cura ante el proyector.

 

Pero lo bueno venía una vez terminada la película.

Como por osmosis, mi cuerpo absorbía la emoción de la película.

 

Con Valderrábanos  (un compañero de clase y del coro),  una vez finalizada la función nos escondíamos en algún recodo del colegio hasta que todo el público desapareciera. Apagaban las luces del colegio. Salíamos de nuestro escondite y esquivando la presencia de algún cura rezagado, solos, los dos, revivíamos las aventuras de la película recién vista. La oscuridad de los solitarios corredores se iluminaba con la acción y la emoción de la película.

 

Los tránsitos, salones y anchas escaleras se convertían en castillos, barcos piratas, montañas o bosques por donde huía escapando de mi compañero.

 

Todavía recuerdo el acelerado palpitar de mi corazón dentro del pecho agazapado en la oscuridad, esperando a que se aproxime mi compañero desprevenido y cauteloso. Mientras tanto con el temor de la soledad y de la oscuridad pienso en el susto que le voy a dar. El encuentro desencadenaba una frenética persecución, saltando los escalones de cuatro en cuatro o deslizamos por los pasamanos, o brincando de una mesa a otra en una pelea a espadas imaginaria, o protegidos por alguna esquina lanzábamos granadas de mano contra los japoneses o, perseguíamos a los indios a caballo por tránsitos y corredores. Al final, después de agotar nuestra emoción nos espera el gran hall iluminado y el portero, un curita viejo sorprendido ante nuestra presencia, nos despide gruñón, y nos regaña por habernos quedado con todo el colegio para nosotros solos.

 

Así, a trote en mi caballo, saltando hacia una rama baja de un árbol o girando en espiral en un fino poste, brincando alcantarillas o los huecos de los árboles, llegaba a mi casa embriagado por la emoción de la película y con el héroe metido en mi  cuerpo.

(Arriba)

 

(Sigue en "Por Libre")